Gentileza de: The Players Tribune
«Dijeron que desaparecí. Adriano se alejó de millones. Adriano está drogado. Adriano desapareció en las favelas. ¿Sabes cuántas veces he visto esos titulares? Mierda. Bueno, aquí estoy, sonriendo frente a ti. ¿Quieres escuchar la verdad? Entonces coge una silla, hermano». Y así empieza el relato de una vida de película.
Así comienza un texto que ha publicado Adriano en The Players Tribune, una carta en la que habla a corazón abierto.
«Las favelas. […] Siempre pintan un cuadro oscuro. Siempre es dolor y miseria, hambre. Y sí, a veces es así. Pero es complicado. Cuando pienso en crecer en la favela, en realidad pienso en lo mucho que nos divertimos», escribe.
La pelota puesta por Dios
«Siempre había una pelota en mi pie. Fue puesta allí por Dios. Cuando tenía siete años, algunos miembros de mi familia juntaron su dinero para que yo pudiera jugar en la academia del Flamengo», explica sobre sus inicios.
La ‘abuela Mourinho’
La relación de Adriano con la prensa ha sido intensa. Con muchos altibajos y situaciones de tensión. Pero el jugador en encontró una aliada en su ‘batalla’ contra los periodistas: su abuela. Adriano recuerda en The Players Tribune una anécdota.
«Cuando estaba en el Inter, la prensa me seguía a todas partes […] Estaban acampados fuera de mi casa. Me sentí atrapado. Mi abuela estaba conmigo en ese momento, y la escuché en la cocina hirviendo agua. Le dije: ‘¿Qué estás haciendo?’ Y ella respondió: ‘No estoy cocinando, amor’. Pero tenía una olla enorme, como si estuviera haciendo pasta. ‘Solo estoy haciendo un regalo para nuestros amigos de ahí fuera’, me dijo. ‘Estás loca. ¡No puedes hacer eso!’, contesté», recuerda Adriano, que compara a su abuela con un entrenador que tuvo después. «¡Ella era Mourinho antes que Mourinho! ¡Despiadada, hermano!», afirma. «Mi abuela sacrificó su vida para que yo pudiera intentar ser futbolista», continúa.
Peleas callejeras en el campo
Adriano empezó de lateral izquierdo en las categorías inferiores del Flamengo, pero después cambió su posición a la punta de ataque. Y también su mentalidad en el campo. «Cuando eres delantero, no es una carrera. No, no, no. Cuando la pelota llega a tus pies y tienes dos grandes centrales tratando de ‘matarte’, no es una carrera. Es una pelea. Es una pelea callejera. ¿Entonces qué hice? ¡Le di un puñetazo a cada uno que se interponía en mi camino! Adriano será el último hijo de puta en pie.», afirma.
Cuando la pelota llega a tus pies y tienes dos grandes centrales tratando de ‘matarte’, no es una carrera. Es una pelea.
Carrera meteórica
Del Flamengo a la selección. La llamada de la ‘canarinha’ le piló durmiendo y fue su madre la que le depsetró para darle la gran noticia. Tenía 18 años. Después, llegó Italia. «Sólo un año después, me mudé al Inter de Milán, y la gente me llamaba ‘El Emperador’. ¿Cómo puedes explicar eso? Me tocó la mano de Dios, te lo digo», escribe en The Players Tribune. Y allí se encontró con Seedorf. Ronaldo. Zanetti… «Seedorf caminando por el vestuario sin camisa. ¡Un 7% de grasa corporal! ¡¡Respeto!!», recuerda.
Me mudé al Inter de Milán, y la gente me llamaba ‘El Emperador’. ¿Cómo puedes explicar eso? Me tocó la mano de Dios
El gol al Real Madrid
Adriano tampoco olvida el gol de falta que marcó frente al Real Madrid. «Era un amistoso en el Bernabéu y entré como suplente. Ganamos con un tiro libre fuera del área», indica. Materazzi no quería dejar que fuera él quien la lanzara. «Seedorf intervino y dijo: ‘No, deja que el niño la tire’. Nadie se mete con Seedorf», explica. «Simplemente golpeé con la izquierda y Dios hizo el resto», continúa.
La muerte de su padre y la bebida
El 4 de agosto de 2004, Adriano recibió una llamada. Su padre había muerto. «Después de ese día, mi amor por el fútbol nunca volvió a ser el mismo. A él le encantaba el fútbol […] Cuando yo jugaba, jugaba para mi familia. […] Entonces, cuando murió mi padre, el fútbol nunca volvió a ser lo mismo. […] Me deprimí tanto… Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar. No tuvo nada que ver con el Inter. Sólo quería ir a mi casa», rememora.
Cuando murió mi padre, el fútbol nunca volvió a ser lo mismo. Me deprimí tanto… Empecé a beber mucho»
Adriano.
La lesión en el tendón de Aquiles
Respecto a la lesión que sufrió en el tendón de Aquiles, el atacante mencionó que ese momento se compara únicamente con la muerte de su padre: «Todo había terminado para mí, físicamente. Puedes operarte y rehabilitarlo e intentar seguir adelante, pero nunca volverás a ser el mismo. Mi explosividad se había ido. Se me acabó el equilibrio. Mierda, todavía camino cojeando. Todavía tengo un agujero en el tobillo», recuerda.
Todavía tengo un agujero en el tobillo
El ‘regreso’ a las favelas
Adriano salió del Inter y volvió a Brasil. «La prensa decía que yo había ‘desaparecido’. Decían que había vuelto a las favelas y que estaba drogado y todo tipo de historias locas. Publicaban fotos mías y decían que estaba rodeado de todos estos gánsters y que mi historia era una tragedia. Pero tengo que reírme, porque no saben lo que hacen cuando hablan así. Volví con mi gente, mis amigos, mi comunidad», escribe.
Decían que había vuelto a las favelas y que estaba drogado y rodeado de gánsters
Adriano
La fiesta después de entrenar
En el Flamengo, Adriano vivió otra etapa de su vida. Unos entrenamientos con finales disolutos: «Quería volver a divertirme. Y hermano, nos divertimos. Te diré la verdad sobre ese equipo del Flamengo. A veces íbamos a los entrenamientos no por el fútbol, sino sólo por las bebidas de después. Tan pronto como nos despedían del entrenamiento, hora de la fiesta. ¡Todas las esposas conocían el trato! «¡Estaremos en casa a medianoche!» Hahaha».
A veces íbamos a los entrenamientos no por el fútbol, sino sólo por las bebidas de después. ¡Todas las esposas conocían el trato!
Y al final, El Emperador ‘claudica’. «Adriano no lleva corona. Adriano es el chico de los barrios marginales que fue tocado por Dios. ¿Entiendes ahora? ¿Verás? Adriano no desapareció en las favelas. Simplemente se fue a casa», termina en The Players Tribune.